Terriblemente informados

LA CARA B DE LA INFORMACIÓN

Voy a repetir uno de mis mantras: estar muy informado (en cantidad), no es sinónimo de estar bien informado.

La información, incluso las versiones oficiales, y más en tiempos de internet, hay que cogerla con pinzas y ponerla en cuarentena. Echarle antiséptico, ponerle una mascarilla, hacerle una PCR y mantener una distancia, con escepticismo, hasta que demuestre estar limpia de sesgos. Incluso o de hecho, más aún, con esa información que dice justo lo que se quiere oír o ver. Por el lado contrario, ¿qué ocurre con eso que nadie cuenta? Que no se cuente, o que se cuente residualmente, no quiere decir que no suceda, que no sea importante o que no tenga consecuencias que nos afecten a corto o largo plazo.

Por supuesto, esto depende de la linea editorial del medio. No es lo mismo hablar de un telediario de la televisión pública en prime time, que hablar de un periódico local de un barrio. Ni es lo mismo estar leyendo el Marca que Cinco Días o la revista Hola.

«Estar muy informado no es sinónimo de estar bien informado»

Miss Controversias

Rusia lleva tres días atacando a Ucrania. He escuchado eufemismos varios. Llámenlo como quieran. Rusia está sembrando el terror en un país entero, y sean cuales sean sus argumentos, cómplices y objetivos, la realidad es que ha creado una guerra que de algún modo es la guerra contra todos. Eso es un hecho del que todos los medios hacen eco proporcionalmente a su impacto, hoy domingo 27 de febrero de 2022.

Sin embargo, el lunes por la noche, tan solo hace seis días, este hecho aún no era una realidad. Pero después de 50 minutos de discurso imperialista de Putin, la televisión pública española le dedicó 11 minutos a la crisis del Partido Popular. Al día siguiente todavía se superó, 17 minutos. No valoro si se trataba de un aprovechamiento ideológico, o realmente la crisis del PP es tan grave como para cambiar el devenir mundial. Nos siguen vendiendo la idea de que la política nacional es esencial, cuando lo esencial de la política está subordinado a los caprichos supranacionales. Pero eso no lo cuenta el telediario explícitamente, son conclusiones que uno alcanza a ver, o no, según el grosor de su lupa mental.

En cualquier caso, el momento era histórico. O al menos para mí. Yo había visto el discurso en directo y quería ver lo que se comentaba en las noticias oficiales de mi país, que son las de la televisión pública. Las puse a las 21 horas en punto y empezaron a hablarme de Pablo Casado. ¿En serio? 

No soy analista política, pero que Putin hablara de Ucrania como parte de Rusia desde el imperio de los zares y de los tiempos de la URSS, era bastante siniestro. Cada vez que nombró a Lenin y a Stalin se me ponían los pelos de punta. Miedo. Para mí, era sin duda la noticia más importante en mucho tiempo (y eso que estamos aún en la era Covid), por la intimidación, el aire frío y asustadizo del discurso y el reconocimiento oficial de la independencia de parte del territorio ucraniano. 

Pero tuvieron que pasar dos días y que se diera la orden al ejército ruso de empezar el asedio militar a Ucrania, para que los medios cambiaran el orden y la duración de las noticias. Pero me dan igual los medios que pertenecen al capital privado, algunos como Mediapro pertenecen en un alto porcentaje a “una empresa” china. ¿Qué vamos a esperar? Para evitar esos sesgos se supone que tenemos una televisión pública. ¿Y si no para qué? En teoría la televisión pública no atiende al criterio de maximizar el beneficio sino a maximizar la calidad de la información.

Llevo toda la semana leyendo mucho sobre el conflicto, escuchando podcasts muy esclarecedores e intentando entender en qué momento de la historia nos encontramos. Al igual que me pasó con la pandemia del Covid, necesito entender qué se dirá de este mismo momento en los libros de historia. O qué se debería decir, algunos detalles suelen omitirse en las versiones oficiales de la historia.

Pero mientras yo me remonto a los zares, como Putin, las armas se acercan a la gente normal y corriente. Gente que lleva mucho tiempo sufriendo y que cada generación les toca vivir algo gordo. Parece que les toca todo. Y aunque no. Nadie merece vivir atemorizado. No son sólo las víctimas mortales quienes tienen que entrar en la estadística, sino las víctimas psicológicas y sociales. Todas son víctimas. Y pongo la tele, escucho a los periodistas que siguen en Kiev, esos sí son periodistas, y de repente me doy cuenta de que se me saltan las lágrimas. ¿En serio hemos llegado hasta aquí en pleno siglo XXI? 

Y encima me siento mal. Soy muy mala ciudadana del mundo. A ver cómo me perdono. ¿Cuántos teníamos idea de la situación real que lleva años viviéndose en Ucrania? Porque en su día se habló mucho de Crimea pero ¿del conflicto bélico en el este de Ucrania? ¿De la expansión de tropas rusas a lo largo de la frontera desde febrero de 2021? ¿De los muertos que ya ha habido desde 2014? Se habla de 10.000 – 14.000 muertos, no sé si civiles o militares. En cualquier caso, ¡10.000 muertos! ¿Cuántos conocíamos las denuncias de Acnur del año 2017 y 2019 sobre el fuego cruzado, y los problemas para 1,6 millones de personas que se consideran desplazadas dentro de su propio país y no tienen derecho ni a cobrar su pensión si no se desplazan fuera del «lado oscuro»? ¿O las dificultades de pasar un invierno ucraniano en zona de guerra? Sí, guerra. Porque llevan años en guerra en una parte del país. ¿Y qué hay de los alto al fuego que se ha saltado Putin una y otra vez?

¿De las peticiones de asilo de población ucraniana en la UE, de las que 3 de cada 4 son rechazadas? La UE considera(ba) que esta población puede (podía) solicitar asilo interno  dentro del propio país, puesto que el conflicto (se les olvida matizar, conflicto bélico), afecta(ba) sólo a una parte del extenso país. Pero después, como demuestra el documento de Acnur, los desplazados internos no tienen  derecho a nada, precisamente, por considerarse desplazados. La pescadilla que se muerde la cola. Así llevan años viviendo. Acnur hace hincapié en las personas más vulnerables que no pueden caminar pero tienen que trasladarse para que se les reconozca el derecho a pensión. Y si no no la cobran.

En este documento del Ayuntamiento de Barcelona, se hace referencia a los refugiados ucranianos en España, creo que el documento es de 2016, no lo indican. O esta noticia que hace referencia a la cruda realidad que lleva años viviendo la gente del este de Ucrania. Gente normal y corriente. Como tú, como yo. Que viene de décadas de fascismo comunista, ¿no han tenido bastante? Lo llamo así porque hay gente a la que se le olvida que el comunismo es un tipo de fascismo.

Tampoco sabía que el Gobierno ucraniano había apoyado bloqueos comerciales a los territorios separatistas con el objetivo de reducir el conflicto, que es algo parecido a pequeña escala y al estilo de andar por casa, a lo que ahora quiere hacer la UE con las sanciones económicas a Rusia. En teoría se hizo para impedir que los independentistas rusos se financiaran con las minas. ¿Y de qué ha servido? Lejos de evitar el conflicto, al final se ha hecho más grande, y quien sufre de verdad estas medidas, es la población normal y corriente. Como tú, como yo.

En el este de Ucrania ya había una guerra y yo no era consciente de ello. Una guerra. No un conflicto. No tensiones. No amenazas. Parte del territorio ucraniano lleva años en guerra y yo no lo sabía. ¿Es mi culpa? ¿Es culpa de los medios? ¿Es culpa del desinterés de ambos? Probablemente esto último. Indagando en mi Twitter, me he encontrado que en su día este tema me interesó. Pero lo había olvidado por completo. Si me interesó en febrero del 2014, es porque lo decía el mass media. Si dejaron de hablar de ello, dejé de enterarme. Mal por mí.

Puede haber personas con más interés que otras pero, ¿cómo alimentar ese interés si los medios no nos apoyan? En mayo de 2018 la misma ONU se quejó de la falta de divulgación de la crisis humanitaria consecuencia de la guerra en Ucrania. En diciembre de 2021, hace en realidad, pocas semanas, El País publicó un artículo al respecto que tituló Los ojos de una guerra que casi nadie mira. Terrorífico. ¿Y yo en qué mundo vivo? Que Rusia lance bombas y misiles a un país es una desgracia, pero la verdadera desgracia es el efecto que esto tiene sobre las personas ahora y en el futuro. Y de esas, muchas ya llevan años viviendo en estado de shock constante por el enfrentamiento ruso-ucraniano. Ahora el efecto es más amplio, pero no nuevo. Lo que cambia es que tiembla Europa. Y así somos, ahora nos preocupamos porque nos informan más, y nos informan más porque tiembla Europa. Y otra vez, la pescadilla que se muerde la cola.

Esto no hace más que confirmar mi idea de que se habla muy poco de muchas cosas que suceden en el mundo. Incluso de las cosas buenas. La información está muy limitada pero lo peor es que nos confundimos creyéndonos bien informados porque tenemos acceso a muchísima información. Pero , ¿qué información? ¿La que elige el algoritmo? ¿O la que el editor del medio decide poner en portada?

Y eso, en mi opinión, es bastante peligroso. Porque los medios deciden qué sí, qué no y eso tiene un impacto directo en la opinión pública. Y a menudo la opinión pública tiene demasiada influencia, sobre todo cuando se acercan elecciones, y eso desgasta la calidad de la información. Me atrevo a decir que a veces, hasta la calidad de las decisiones.

Puedo llegar a entender que los medios privados atiendan a razones de rentabilidad o ideología, pero, ¿los públicos? Me temo que si el conflicto actual se estabiliza, aunque no acabe, si no sale de las fronteras ucranianas, acabaremos por desplazarlo en el órden de las noticias hasta acabar hablando de ello una vez al mes o en la parte de abajo de una web. O cada tres meses, y según cómo quiera el algoritmo ordenarte las noticias. O si un día te da por buscar «qué fue de Ucrania». Y con suerte encuentres un artículo de esos que se publican en algún momento aunque no lleguen a primer plano. Pero ahora, estamos viendo las orejas al lobo. Hay una guerra extendendida en un país que aunque no sea la Unión Europea sí es Europa. Y cambia la peli.

El ataque ruso es injusficado pero además, simbólicamente, no es un ataque a Ucrania. Y los medios lo saben, lo sabemos todos. Y lo sabemos porque hay mucha información. A veces extrainformación o incluso desinformación (una televisión ha puesto imágenes de un videojuego).

Por eso desde este pequeño espacio insto a que se paren las armas en todas las zonas de Ucrania, y se restablezca (si alguna vez la hubo) un mínimo razonable de calidad de vida para las personas. Y a nosotros, occidentales que no estamos acostumbrados al mínimo ápice de sufrimiento físico, que nos creemos empáticos, solidarios, informados y progres, aún votando a partidos que dicen no serlo, nos insto a que nos informemos bien, aunque pique. Desde luego os puedo asegurar que asumo mi parte de responsabilidad por inconsciente. Aunque no tengo justificación.

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