Del ciclismo para la vida; lecciones de la temporada

El ciclismo es probablemente uno de los deportes más exigentes. Pruebas de tres semanas de duración donde no hay tregua para tener un mal día. La exigencia en ciclismo es máxima; largas jornadas de entrenamiento y de competición, condiciones meteorológicas adversas, accidentes, problemas mecánicos, aficionados impertinentes, etc. Es un deporte que exige estar siempre al máximo rendimiento, de ahí que sea uno de los deportes más afectados por el dopaje. Pero además de esto, tiene detrás una gestión estratégica profesional donde todo está planificado con anterioridad y si surge algo inesperado, se planifica en ese momento.

Pero no. No se trata de ciclismo. Se trata del comportamiento humano y de la forma de organización social que el ciclismo nos enseña. Sólo basta mirar la última temporada.

  1. Apuesta por las mujeres

2018 está siendo el primer año del equipo femenino Movistar Team. Otros sponsors que actualmente ya tienen equipo masculino como Trek, ya han anunciado que el próximo año contarán también con un equipo femenino profesional. Pero aún queda mucho por hacer. En el caso de Trek (fabricante de bicis) es obvio que detrás de esta decisión hay una intención de adentrarnos a las mujeres en la afición a las bicis de carretera y bienvenido sea aunque sea con fines comerciales. Una pincelada en una esquinita del lienzo.

Fuente: Doug Pensinger/Getty Images Europe

La verdadera discriminación, y hablo de discriminación en general, comienza cuando no se le ofrece la misma oportunidad a todas las personas con un mismo interés en conseguir algo. El Tour, y hablo del Tour porque es la carrera ciclista por excelencia, ofrece a las chicas una carrera de un día frente a las 21 etapas de la carrera masculina. Sin embargo, a juzgar por las crónicas, el espectáculo ofrecido este año por las chicas fue brillante en comparación al que a menudo ofrecen los chicos pro. Entonces ¿por qué ofrecerles un recorrido tan diferente al masculino? “Sólo” falta darles más espacio en los medios de comunicación y hacer que la publicidad de los maillots sea tan rentable como es la de los hombres. No se trata de ponérselo más fácil sino de darles la oportunidad de demostrar que ellas también pueden rentabilizar la inversión manteniéndonos pegados a la tele o al lateral derecho del sofá 😉

  1. Cuando el líder ya no es el mejor

En ciclismo se llama gregario a aquellos miembros del equipo que dan soporte al líder (jefe de filas) que es el designado previamente por los directores del equipo. El gregario no está en la carrera para ganar la prueba, aunque siempre que tenga la oportunidad, deberá enseñar a las cámaras el maillot el mayor tiempo posible. El gregario está para sacrificarse por el jefe de filas aunque esté fuerte y tenga fuerzas y coraje para luchar por la victoria. Porque así lo decidió el equipo desde los despachos independientemente de lo que después pasara abajo en la carretera. ¿Qué ocurre entonces si el que está asignado para ayudar se encuentra en mejor estado que el que está asignado para ganar? Visto desde fuera, el ciclismo puede parecer un deporte de esfuerzo individual pero la realidad es que la ayuda del equipo es fundamental para conseguir que el líder esté lo más fuerte posible en los momentos críticos.

Este ha sido el caso que hemos visto este año en el Tour de Francia entre Chris Froome y Geraint Thomas. Finalmente el ganador ha sido el designado desde el despacho para ayudar y quien había sido designado para llevar el liderazgo, no sólo quedó peor si no que quedó en el tercer puesto, a casi 3 minutos del primero.

  1. La ventura del azar

Me indigna ver esto…

Pero no quiero hablar de ciclismo. Quiero hablar de la suerte (buena o mala) y su influencia en el desarrollo de los acontecimientos. Dicen que suerte es estar en el lugar adecuado en el momento adecuado pero ¿qué pasa si es al revés como es el caso del ciclista del video? Si hubiese ido 20 centímetros a la izquierda probablemente no hubiese acabado en el suelo, no se hubiese roto una vértebra, no se hubiese retirado de la carrera y quien sabe el resultado que habría tenido en la temporada. Desde luego, al menos habría tenido la oportunidad de intentarlo.

Y es que hay muchos caminos que toma el destino por la buena o mala fortuna de estar en el lugar que no se debía, justo en ese preciso momento.

  1. Nunca es tarde si la dicha llega

Con esto me refiero a lo que hace unos días ocupaba las portadas de todos los periódicos. Alejandro Valverde con 38 años era campeón del mundo después de haberse quedado en la puerta varias veces siendo más joven y teniendo a priori condiciones óptimas para conseguirlo. Nadie lo esperaba a pesar de que el recorrido no le iba mal pero claro… ya es uno de los abueletes del pelotón ¡cómo iba a estar en las apuestas!

Y es que cuando descartamos sobre el papel algo o a alguien, no estamos haciendo más que ponernos un parche en los ojos. Alejandro Valverde tiene 38 años y compite con niños de 25. Puede que haya ganado, como dije en el punto 3, por estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, a pesar de no ser el mejor de la carrera (no es mi intención hacer un análisis deportivo) pero la realidad es que lo ha ganado cuando nadie apostaba por él. Saber llamar a esa suerte, quizás, haya sido fruto de la experiencia, no exenta de errores que en ocasiones le han hecho perder. En ciclismo, como en la vida, hay que saber llamar a las oportunidades o estar preparado para cuando estas lleguen.

  1. Libertad de actuación

Un eterno debate en ciclismo es el de correr con pinganillo o sin él. Unos dicen que el pinganillo le quita frescura a las carreras al estar recibiendo información y órdenes constantemente. Otros, a favor, lo defienden bajo el paraguas del control de las estrategias, la seguridad y muchas veces la rentabilidad.

Sin embargo, yo me cuestiono si sería o no mejor, dar lugar a eso que dicen ahora en el entorno empresarial del “empowerment” (el aumento de poder individual de los colaboradores) ofreciendo unas directrices generales y dejando a cada miembro del equipo que decida lo que es mejor hacer en cada momento. ¿Es ágil que no se dé pie a que las cosas sucedan mediante un margen de improvisación? En el caso del ciclismo, el espectáculo espontáneo que hace al espectador quedarse pegado a la tele independientemente de cual sea finalmente el resultado. O leerse las crónica en varios medios en lugar de dejar de leer por aburrimiento. O quizás simplemente deje pegada su mejilla en el sofá pero todo eso al final, repercute positivamente en la idea para el espectador, de no haber estado viendo una escena ciclista en el cine. La creatividad, la agilidad y la pasión, surgen cuando no se siente el aliento del control pseudoparental, como es el caso del pinganillo. Realmente ¿qué consecuencias tendría dejar la incertidumbre de la desinformación a su libre albedrío? Todas estas preguntas me surgen acerca del constante control que tienen los ciclistas en la mayor parte de las carreras. Aunque en la era de la tecnología y la sobreinformación no utilizar todas estas herramientas sería ir en contra de la seguridad de los ciclistas y de la máxima rentabilidad para el inversor, que es quien finalmente soporta que la organización pueda mantenerse activa.

Cómo habéis visto, o eso es lo que he intentado, la organización de un equipo deportivo no es muy distinta a la organización de cualquier otro grupo de personas motivadas para seguir un objetivo común bajo unas directrices. Muchas veces aunque esas directrices se deciden en un despacho que está lejos del terreno donde juego, es donde realmente se conoce cual es el verdadero interés que mueve la existencia del equipo, a menudo lejos de la idea que tiene el que está en el taller poniendo a punto las bicis para la prueba.

 

Mientras preparaba este artículo, he descubierto que Emiratos Arabes Unidos tiene un equipo ciclista femenino patrocinado por un centro de cría y carreras de caballos en el Golfo Pérsico. Dejadme que investigue… os contaré.

 

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