Hace unos días mi abuelo confesó una historia que ninguno de los que estábamos con él en ese momento conocíamos. Durante los años 60 y los 70 mi abuelo era taxista de largo recorrido, sobre todo de algún torero de renombre de la época. Conducir un Dodge de nueve plazas en horario nocturno y las carreteras de la época, suponía mantenerse despierto durante más horas de las que el cuerpo aguanta con normalidad. Con toda la espontaneidad de sus 93 años, nos contó que en una ocasión que paró en Madrid, fue a una farmacia de la Cava Baja a comprar las pastillas que le mantenían despierto. El farmacéutico, muy honrado, le dijo que no se tomara más esas pastillas porque eran peligrosas, era mejor que tomara café y Cocacola. He estado investigando y aquellas pastillas eran anfetaminas.
Los tiempos cambian cuando cambia el conocimiento. Con el cambio en el conocimiento cambian las rutinas y los dogmas sociales. Sin embargo y a pesar de saber el lastre que es la droga, observo que no se tiene mucha mentalidad de lo que eso supone. No hablamos de que las anfetaminas hayan sido legales hasta hace no mucho. Sino de adicción y muchos problemas. Los que nacimos en los 80 sólo conocemos el lastre de la heroína por lo que nos han contado. Aún así, recuerdo de pequeña en la TV un anuncio contra la drogadicción de un gusano metiéndose por la nariz. Yo era demasiado pequeña para entender de qué iba aquello, pero ahora que tengo 37 años y veo la droga muy cerca y muy a menudo, me pregunto por qué el Estado, los Estados del mundo, no se preocupan más por este tipo de campañas de concienciación en lugar de hablarnos de no comer carne.
Me sorprende mucho que se normalice el consumo de drogas y que no se pillen alijos diariamente. Y sí, hay que decirlo, el consumo de drogas está normalizado. No voy a dar detalles pero yo misma me sorprendo y eso a veces me hace dudar si alguna persona insospechada también está metida en el lío. Porque si el consumo es el que parece que hay, el tráfico debe ser descomunal ¿lo sé yo y no lo sabe la policía? Evidentemente lo saben pero por alguna razón que yo desconozco, no interesa perseguirlo ni que lo sepamos.
Alguien me dirá que una defensora de la libertad como yo debería dejar que la gente haga lo que quiera. Y claro que defiendo que cada cual haga con su cuerpo lo que quiera. Drogarse un día no es un problema. El problema, a diferencia del alcohol o el tabaco, es que las drogas son un sector no regulado que, evidentemente, no sale en las estadísticas del INE ni en las del Ministerio de Sanidad. Por eso está fuera de control y no conocemos con datos fiables sus efectos sociales, sanitarios y económicos. Si el alcohol y el tabaco suponen un problema, lo sabemos y aún así bebemos y fumamos, podemos imaginarnos las consecuencias de hacerlo sin ningún control.
¿Por qué prohibieron los chinos el opio en el siglo XIX? La adicción estaba teniendo efectos letales en la sociedad. Además, las importaciones de esta sustancia se habían convertido en un producto clave que estaba favoreciendo la economía del Reino Unido en contra de la economía china. Un problema social-sanitario y un problema económico.
Lo que ocurría con las pastillas que tomaba mi abuelo, sucede actualmente con muchos otros fármacos adictivos, que adormecen y que se venden en farmacias con receta médica. Al menos en los últimos años se han puesto más serios con esto y piden el DNI para comprarlos. Pero aún así es sorprendente ver cuánta gente toma pastillas para dormir o antidepresivos. En Estados Unidos ya ha pasado con la Oxicodona, y aquí que siempre vamos un pasito por detrás, no sé en qué punto estamos pero es preocupante saber que tanta gente toma drogas a menudo, ya sea cannabis, cocaína o drogas sintéticas. Y otros que, legalmente y por prescripción médica, toman benzodiacepinas o antidepresivos. Me pregunto si acaso no conviene mantener a la sociedad aletargada en estos tiempos que vivimos en los que día tras día hay motivos para darse cuenta del teatro que es la vida. ¿Sugieren los médicos en consulta otras alternativas previas a la prescripción de estos medicamentos?
Lo último que sé es que es posible comprar drogas variadas con Bitcoin y que te llegan a casa como un paquete de Amazon. ¿Estamos locos? ¿Lo sé yo y no las autoridades de aduanas? Por alguna razón no interesa frenar el consumo de drogas y por lo tanto el tráfico, las mafias, la economía sumergida, una sociedad adormecida y entretenida con su juguete que acabará arrastrada por un chute en el momento que no sea accesible.
Nos quejamos de que Inditex compra sus productos a proveedores que fabrican en países donde niños trabajan en sus fábricas. Defender esta postura, aunque no está exenta de debate, es muy lícito y muy ético. ¿Pero se genera esa misma pregunta cuándo se consumen drogas? Porque precisamente en el mundo del narcotráfico no es donde más se respetan los derechos humanos. Sin embargo, es habitual que los mismos que critican la alegalidad del pago de impuestos de las multinacionales, consuman drogas de todo tipo. Pero no pensemos que esto va sólo de un perfil. Porque estoy segura de que el consumo de drogas afecta a todos los barrios y situaciones.
Espero, queridos lectores, que me dejéis vuestra opinión o comentario de hechos fehacientes. Como siempre digo, esta web, es una página donde todos debemos aprender unos de otros. Lo expuesto no es más que una opinión basada en mi observación. Y no es la única ni la mejor.
Sí puedo decir que ojalá hubiese más personas como aquel farmacéutico que se encontró mi abuelo. Esas son las personas que hacen el mundo mejor.