Queridos profes:
Ayer fui a buscar al cole a mi sobrina de 9 años. Está en 4º y le gusta mucho aprender. Cuando estoy con ella siempre le pregunto qué anda estudiando o qué música escucha. ¡Mis sobrinas son mi fuente de modernidad! Me dijo que está estudiando los paréntesis y tenía deberes sobre ese tema. Mi mente cuadriculada de adulto, le contestó que podíamos ensayar diciendo frases con paréntesis. Se empezó a reír y me dijo que eran los paréntesis con sumas y restas. ¡Uy! ¡Me encanta! Pero a ella no. Y no le gusta por una razón muy simple que creo que es la que nos ha pasado a todos de pequeños en matemáticas, en gramática y en general en todo el plan de estudios. Nunca entendimos qué utilidad tenía todo aquello. Hay personas que no necesitan saber el porqué de las cosas. Sin embargo, otros, los que tenemos una mente muy lógica, necesitamos cuadrar todo el proceso, desde el por qué, al cómo y para qué.
Estuvimos un rato hablando de matemáticas y de ejemplos prácticos. Estábamos metidas en el coche y todo lo que funciona en un coche son matemáticas, le dije. De hecho, la vida y el universo son matemáticas, aunque mi conocimiento es tan escaso que me cuesta ponerle ejemplos que pueda entender. Ni soy matemática ni soy experta en docencia (aunque me pregunto si la mayoría de los profesores lo son). Hablamos de un ascensor, para que esté preparada cuando estudie los números negativos, y le aclaré que no es lo mismo subir 6 plantas desde el -2 que subirlas desde el 0. Le gustó y me pidió más ejemplos. También hablamos de la lógica que se esconde detrás de la “suma de letras”, y cómo a+b=c puede tener muchas combinaciones posibles. Es decir, hay muchas formas lógicas y válidas de llegar a un mismo resultado. Estuvimos poniendo ejemplos y jugando a llegar al mismo número de resultado con combinaciones distintas. También le gustó.
Me preguntó qué más se estudia en matemáticas, es lo que tiene una sobrina curiosa y una tía un poco friki, como dice ella. Le hablé de la geometría y me dijo que eso lo estudió el curso pasado y que no entiende para qué sirve eso. ¡Ay amigos del simbolismo! Las nuevas generaciones vienen con las mismas dudas que los demás… Pero ¿por qué no se explican ejemplos prácticos que se encuentran incluso dentro de la clase? Es tan sencillo como decir que si el edificio en el que está el colegio no se cae, es por los cálculos matemáticos que hicieron los arquitectos antes de la construcción. Y que muchas de las paredes están en el lugar exacto que tienen que estar para hacer el ángulo necesario que sujete el resto del edificio. ¿Y por qué no unir las mates con la historia y con el arte, y explicar cómo están construidos los edificios antiguos que aún siguen en pie? Y que aunque hoy en día haya tecnología, esta sólo facilita el trabajo, pero necesitamos entender qué hace y qué impacto tiene en otros ámbitos. Como le dije ayer a mi sobrina, alguien tiene que decirle a la tecnología lo que tiene que hacer y saber si lo está haciendo bien.
¿De verdad algún profesor de matemáticas tanto de primaria como de secundaria explica a los alumnos para qué sirven? Usos prácticos con ejemplos que se puedan entender, y que hagan que los estudiantes de todos los niveles amen las mates. Porque cuando las entiendes, son alucinantes. Y entonces interpretas mejor el mundo. Aunque quizá si aprendiéramos a interpretar el mundo, a algunos se les acababa el chollo de la manipulación. Porque en realidad, todo son matemáticas. Puede ser que algunas operaciones sirvan para desarrollar ciertas habilidades mentales, sí. Pero muchas otras cosas, la mayoría, cuando se comprende su uso práctico al nivel que corresponda, se ven de otra manera y se quiere más. Porque el saber gusta. Todo lo que es útil y pragmático atrae más. Por eso el storytelling es una estrategia de marketing. Pero ojo, no hablemos sólo de los colegios. Recuerdo que en la universidad me pasaba lo mismo con la microeconomía. Después aprendí que resulta ser una parte esencial en la gestión de empresas. ¿Por qué no ponerle nombre y apellidos a la utilidad de tanto gráfico abstracto? Curioso que la propia microeconomía estudie la teoría de la utilidad.
Volviendo a la conversación con mi sobrina, seguimos con la historia. Hace unos meses fuimos juntas al Monasterio de El Escorial y desde entonces sabe bien qué rey lo mandó construir y que fue un rey muy importante que le gustaba mucho el conocimiento y por eso coleccionó tantos libros. Ayer le regalé un libro con muchas ilustraciones sobre los Austrias en el que había un árbol genealógico. Me preguntó si todos esos eran familia del rey Felipe VI y le dije que no, porque hubo un rey que no tuvo hijos y vinieron los reyes de Francia a sustituirles, los Borbones y por eso la princesa Leonor se llama de Borbón y no de Habsburgo. Entonces, la niña, que no para de cuestionarlo todo, me hizo una de las posibles preguntas clave que podía hacerme en ese momento. “Entonces, el abuelo de Felipe VI, ¿qué rey fue?”.
¡Qué complicado es enseñar! Enseñar bien. Y no todos los niños tienen padres que puedan explicarles las dudas o tías frikis que les van a buscar al cole.
Profesionales de la enseñanza, por favor, tomen conciencia.