Te escribo desde mi mesa multiusos. Aquí, al lado de la ventana. Al fondo edificios de ladrillo y más cerca los árboles del jardín de enfrente, ya verdeciendo. Hoy es sábado 21 de marzo de 2020 y tengo mucho que contarte. Ayer empezó la primavera pero este año no es una estación que explote vida. Este año, querido amigo Mundo, todo dentro de ti se está volviendo loco. La primavera está triste. Los árboles brotan pero no podemos salir a verlos. Una gran parte de los países occidentales tiene por ley a su población metida en casa, alarmada por un virus que amenaza la existencia de la humanidad tal y como la conocemos. Se llama coronavirus, dicen que por la forma que tiene, yo lo llamo el virus de los pelillos feos. Porque seguro que es feo, feísimo, con pelillos negros y con cara de malo, como los virus de Érase una vez la vida.
La realidad ahora mismo es esta. Estoy aquí, en la mesa de siempre, escribiendo mis cosas como cualquier otro sábado de lluvia. No hay nada diferente, salvo que hoy no quedaré con nadie, ni iré a Gavilanes, ni de compras, ni siquiera a comprarme una llave inglesa a la ferretería de abajo. Se me ha roto la ducha y no puedo arreglarla ¡en serio! Es que no me lo creo… No puedo salir a la ferretería porque sólo puedo salir para comprar comida, gestiones bancarias, medicinas o tabaco. Pero yo no fumo, ya sabes. ¡Y menos mal! Porque este virus de los pelillos feos está matando a gente asfixiada. A mucha gente mayor o gente enferma pero también a gente sana. El bicho ese es feo y malo. Incluso los médicos y personal de hospital se están infectando y tienen que dejar de curar para curarse y no infectar más a otras personas. Porque el virus es malvado y quiere hacerse con el poder en el mundo. En España tenemos muy buenos médicos y buen sistema sanitario, pero los recursos tienen un límite y hay tanta gente enferma que no caben en los hospitales ni hay material suficiente. La gente necesita ayuda artificial para respirar. Es una locura. Me da miedo mi papá, ya sabes que está débil. Y como él tanta gente que no merece morir sola ni sufriendo ni morir antes de tiempo.
El otro día pidieron cartas para los enfermos que además de encontrarse fatal, tienen que estar solos en los hospitales para no contagiar a nadie. Así que imagínate, qué duro para todos, el enfermo y su familia. Y los que fallecen, que lo hacen solos, no pueden ni siquiera tener el entierro que cualquier persona se merece. Tienen que enterrarles con muy poquita gente porque hay una ley que nos prohíbe juntarnos físicamente con otras personas. ¿Te puedes creer? No, no podemos ir andando con alguien por la calle. Sólo podemos salir de uno en uno, como soldaditos y por motivo justificado y tampoco podemos hacer grupillo. ¡Con lo que nos gusta a los españoles cotillear en grupillo! Tampoco podemos ir a ver a nadie a su casa. Incluso las familias que viven en la misma casa no se dan besos ni abrazos para no contagiarse entre ellos porque es la forma de matar al bicho, no dejar que se reproduzca. Las tiendas y los bares están cerrados. Sólo sigue abierto lo que sea imprescindible para subsistir.
Pero esto no es sólo algo de España. Esto pasa en Italia, donde hay muchos muertos, en Francia, en Holanda, en Argentina… y en otros países donde no son tan estrictos de momento pero se recomienda no salir a la calle para frenar los contagios. Las empresas en casi todos los países han mandado a quien pueda a trabajar desde casa y el mundo se ha quedado estancado por el bicho de los pelillos feos. Esto ha pasado antes en China donde ya se están recuperando y donde ya tienen en funcionamiento sus fábricas. Están siendo tan amables desde las empresas chinas que nos ayudan con sus ideas y su material. Menos mal que ellos tienen soluciones para todo, se nota que tienen una planificación y financiación estatal optimizada, sin duda que se nota.
Ya ves, Mundo, quien nos lo iba a decir… los de la dictadura comunista avanzando hacia el progreso capitalista y los capitalistas retrocediendo hacia la represión y control de una dictadura. ¡No me digas, Mundo! ¡no me digas que no estamos locos!
Pero de eso hablamos en otra carta. Mañana te escribo de nuevo. Si quieres te escribo una todos los días porque te aseguro que tengo contenido para contarte cosas durante mucho tiempo. Todo esto que estamos viviendo saldrá en los libros de historia contemporánea del futuro próximo. Esto que nos está pasando es algo malo; enfermedad, muerte, sufrimiento y falta de libertad entre otras cosas pero a la vez las personas intentan sacar lo mejor dentro de esta situación de alarma. A veces nos cuesta asumirlo porque esto no entraba en nuestros planes. ¿Sabes, querido Mundo? yo estaba haciendo mi vida normal, como todo el mundo, tanto que los políticos también hacían su vida normal. Cuando llegó el virus feo de los pelillos y nos trastocó todos los planes justo acababa de conocer a un chico de una manera insólita pero nada que ver con todo esto que estamos viviendo. Esto sí es inaudito, escéptico e inconcebible en un mundo como el que conocíamos hasta ahora, por eso todos decimos que esto es algo que nunca creíamos llegar a vivir.
Algunos como yo hemos sido muy afortunados hasta ahora. Tengo la sensación de haber estado 35 años viviendo en una burbuja libertaria y ser un polluelo que ha salido de repente a la cruda realidad. Sigo contándote pronto, pero si quieres, dile a cualquiera de tu mundo que deje su comentario abajo. Son momentos para compartir y reflexionar.
#YoEscribo #YoMeQuedoEnCasa #MissVerdaderasControversias
Pues si, efectivamente nuestro querido y maltratado mundo nos está diciendo algo, ¿Lo escucharemos? Mientras tanto nuestro deber es cuidarnos y cuidar a los que podamos. Gracias Misscontroversias, esperando tus siguientes reflexiones y cartas a este nuestro «querido mundo»
Delirios de una cuarenta forzosa. ¿Seremos capaces de parar nuestra vida y tomar las riendas de nuevo? ¿Tendremos el valor suficiente para seguir siendo solidarios después de esto? ¿O se quedará todo en la cuarentena de nuestros hogares? Nuestro querido amigo Mundo nos habla, espero que esta vez le prestemos más atención. Muchas gracias por tu carta, espero leer alguna más