No pretendo con esto dar lecciones y ni mucho menos ser consejera de nadie. La gente suele contactar conmigo para que le oriente en lo profesional por mi aire de sabelotodo y empollona. Sin embargo, cuando alguien me cuenta sus problemas sentimentales, enseguida interrumpo y digo… yo no soy nadie para dar consejos de amor.
La felicidad -o subsensación- a pesar de lo que dicen los cuentos, se encuentra en los momentos más inesperados, más fugaces, y no tanto en las historias de amor de cincuenta años -pasan tantas cosas en cincuenta años…-
Selam Wearing
En realidad creo que sé más de lo que creo saber. No de amor, de amor yo no sé nada, pero sí del juego del amor. Porque el amor, las relaciones, el sexo y todo lo que está relacionado en torno a los sentimientos o como me gusta decir a mí, sensaciones, todo eso es en realidad un juego.
El juego del amor ha existido siempre. Hay personas tranquilas, que son felices con una vida estándar y sin complicaciones. Otras personas dan la apariencia de ser tranquilas pero en realidad les cuesta serlo. Por último, están aquellas que no son tranquilas ni pretenden engañar a nadie aparentando ser lo que no son.
Las personas del grupo 1 son personas de relaciones largas. Acaban una y empiezan otra o están toda la vida con la misma persona. No hay complicaciones. Se enfrentan a las dificultades y siguen adelante. Si les hablas del juego del amor se creerán que es un programa de la tele o una serie de televisión sudamericana.
Las personas del grupo 2 aparentan ser como las del grupo 1 pero en realidad les encanta el juego del amor y lo necesitan para bombear su sangre. Estas son las personas infieles, al menos de pensamiento. Necesitan la vidilla de lo que toda la vida ha sido el tonteo. Perfectos hijos, hermanos, amigos y compañeros de trabajo. Y también perfectos amantes.
Las personas del grupo 3 viven en armonía con su estado de pertenecia al juego del amor. Es decir, juegan a ello libremente con sus ventajas y sus inconvenientes. Las personas de los grupos 2 y 3 adoran el juego del amor. Es oxígeno para ellos, pero a diferencia de los del grupo 2, los del grupo 3 disfrutan de ello libremente. Son también son perfectos hermanos, amigos y compañeros de trabajo y suelen catalogarse como solteros de oro. Tener amigos del grupo 3 es muy divertido porque no nunca faltan historias del juego del amor.
Pero… ¿en qué consiste esto del juego del amor?
Esta idea no es mía pero el que me la inspiró no tenía el copyright a pesar de tener un master. El juego del amor consiste en estar siempre en el candelero de la atracción. Es estar en un quién sabe cuando, o como diría mi amigo Oliver, es estar pendiente de quien hay hasta en la sección de lechugas del Mercadona. El juego del amor es un no pero sí un sí pero no. Un hoy tú (A) y mañana tú (B) y pasado otra vez tú (A) aunque estoy a ver si hablo con C. Y mientras tanto otras variables que entran y salen de la ecuación. El juego del amor te mantiene alerta, inquieto, vivo. El juego del amor desgasta pero también te da un revulsivo para vivir con más ganas, con ilusión, con una sonrisa por la mañana. Como diría ella… el juego del amor es lo único.
El juego del amor ha existido siempre. De hecho, ¿cuántas veces habrá cambiado el rumbo de la historia por el juego del amor? Igual que cambia el de las familias, las empresas, los gobiernos… el juego del amor lo cambia todo porque se fundamenta en el instinto más básico: la atracción.
No podemos hablar del juego del amor sin mencionar su forma. ¿Se te ocurre cual es la forma geométrica el juego del amor? Piénsalo. Cuenta hasta 3 antes de seguir leyendo…
Sí, has acertado. El juego del amor tiene forma de triángulo:
A quiere a B
B quiere a C
C quiere a A
Y entonces nunca nadie está satisfecho y el juego del amor nunca termina. C quiere a A pero como A quiere a B y B quiere a C, C intenta buscar a alguien que se parezca mucho a A pero no existe y entonces sigue buscando y sigue y sigue… y mientras tanto entran más y más fichas el juego del amor… y todo es un lío salvo que un día alguna ficha se salga del juego y se pare la partida.
Como decía antes, el juego del amor ha existido siempre pero como todo nuestro día a día, ha sido automatizado. El juego del amor es mucho más fácil con la tecnología. Las aplicaciones de conocer gente son un supermercado de fichas del juego del amor. Si es que, ya lo dice Oliver que voy a encontrar al amor de mi vida (¿amor de mi vida?) en el supermercado… Y que conste que no culpo a nadie. La que escribe también participa en el juego, a veces con piezas de A, a veces con piezas de B y otras con piezas de C. La diferencia ahora respecto al histórico juego del amor, es que acceder al juego es muy fácil y eso hace que todo se mueva muy rápido. Y a medida que se juegas más, se captan antes las fichas y el grupo en el que están jugando otros… y es que probablemente lo divertido del juego no sea ganar, sino jugar. Y así estamos, en una partida constante del juego del amor. Sin amor pero con cariño. Pero cuidado con las cartas de los sentimientos. Pueden dejarte fuera del juego o dentro para siempre.
¿Quieres leer más sobre el juego del amor? Entonces déjame tu comentario. ¡Venga, venga!
Creo que has olvidado el porque del juego y quien lo creo.
No sé el porqué del juego y quién lo creó. El juego del amor no es de ahora.
Viva el juego del amor!!! Y la zona de lechugas del Mercadona!! Muy buen artículo. Creo que es muy divertido pasar por el juego en algún momento de nuestras vidas. Besos bonita!
Jajaja! Hay que ir al menos una vez a la feria de Málaga a jugar al juego del amor Gracias por el comentario!!
Me ha chiflado el hilo de las lechugas del mercadona!!!
Jejeje! Como para bajar a la compra ‘con estos pelos’ Gracias por comentar, María
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Y si todo esto te parecía complicado….. ¡¡BAAAM!! Llega el poliamor, la pan sexualidad, los que sólo se enamoran del alma y no del cuerpo y otras mil variantes que pretenden buscar justificación al hecho de que, a muchos, lo que les gusta, es el sexo diario y variadito y necesitan apoyarse en nuevos formatos, criticables únicamente bajo pena de ser marcados de retrógrados, viejos, antiguos o amargados.
Todo eso es mucho más fácil y dinámico con Tinder