Dicen que las personas crecemos cuando salimos de la zona de confort. Independizarte, viajar, conocer gente nueva, tener nuevas aficiones, hacer cosas distintas cada día y como no, cambiar de trabajo, forman parte de esa zona en la que uno se enfrenta a lo desconocido y siempre, de algún u otro modo lo supera y aprende.
Mañana será la primera vez en 11 años y medio de mis 34 que tomaré rumbo a otra oficina. Tal vez porque las últimas tres semanas he estado viviendo en una nube vacacional, es hoy cuando soy consciente de que mañana no vuelvo adonde siempre. Y me acuerdo de muchos de vosotros y de momentos especiales; risas, incógnitas indescifrables o incluso, por qué negarlo, algunos momentos de tensión. Jamás pensé que una mente inquieta como la mía fuera a estar 11 años yendo a trabajar al mismo lugar pero muchas cosas han cambiado en 11 años. Yo no soy la misma que aquella niña que cumplió los 23 aquel día que fue la Tuna a la oficina. Y es que aunque he trasteado mucho, nunca he dejado de sentirme como en casa, a decir verdad, yo era como un mueble, la gente entraba y salía pero yo siempre estaba allí; esperando el mismo tiempo al ascensor, tomando el mismo café basura de la cafetería, la misma pizza en los cierres complicados, con las mismas risas en clase de francés, las mismas personas en las que confiar lo que ese día se te pasa por la cabeza, quedándome hasta el final en las cenas de navidad, las risas con mis “anadas”, con miss discursos y miss controversias… Siempre os he dicho que éramos como una familia con todas sus coyunturas y que la oficina era como nuestra segunda casa. Y es que es eso y no los módulos de SAP, lo que me llevo conmigo.
Decía una profesora de un curso de inteligencia emocional que podemos elegir entre vivir en ON o vivir en OFF. Ese curso fue el que motivó meses después la creación de este blog. Y sí, me encanta tener un sitio donde contaros miss controversias pero esto es sólo una vía de escape donde escribo tres veces al año. Lo importante es que el ON se active mañana cuando me suene el despertador y vuelva a sentir esas cosquillas que te obligan a estar atento y alerta, esas cosquillas que representan los nuevos retos que te llevan a seguir creciendo y descubriendo. Yo sí elijo vivir en ON. Y vivir en ON es reir, llorar, gritar y pensar, se esté trabajando o se esté esperando el turno en la cola del supermercado. No se puede separar la personalidad de la forma de ver la vida, de la forma de trabajar, de la forma de relacionarse y de la forma de enfrentarse a cualquier circunstancia. La vida se sujeta en una serie de pilares y siempre hay que intentar que todos estén en ON bajo el mismo aura. Quizás porque otros pilares están en ON, es ahora que me ha tocado activar también el ON de un nuevo reto profesional y hacer así que todo el bloque continúe brillando.
Nos vemos en los bares pero si bebes no conduzcas 😜