La física, un dios, los aliens o quienquiera que fuera, quiso que sólo las hembras tuvieran en su interior la magia necesaria para generar vida de su misma especie. Es curioso que históricamente, hablar del “sexo débil” hacía referencia a las mujeres cuando en realidad somos el sexo fuerte, precisamente por esa capacidad intrínseca y exclusiva de albergar vida humana en nuestro interior. Existen mujeres y hombres fuertes y débiles; las personas somos fuertes y débiles según nuestra condición. Pero es evidente que hay que ser muy fuerte para llevar dos vidas a cuestas y seguir pisando el suelo sin que el mundo se pare. Es nuestra propia naturaleza, es esa magia que llevamos dentro la que nos hace ser más firmes, más valientes, más completas…
La maternidad es una realidad biológica y no es transferible. No existe la opción de decidir qué miembro de la pareja se embaraza. Sólo las parejas homosexuales femeninas tienen la opción de tomar esta decisión. En un contexto heterosexual que es el más frecuente, las parejas deciden si tener o no hijos pero no quien ha de afrontar los cambios físicos y hormonales simultáneos y posteriores que supone un embarazo. Sí existe sin embargo, la posibilidad de decidir si la mujer se compromete o no a seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la lactancia materna. La propuesta de Ley habla de las «actuales facilidades para conservar la leche» pero no sé si esta opción es factible para todas las tomas que necesita un recién nacido, así que de cara a facilitar la lactancia, estamos como antes.
Igualar la baja de maternidad y la de paternidad, es igualar derechos para que padre y madre tengan la misma responsabilidad ante una circunstancia que históricamente ha perjudicado a quien tiene que dedicarse a sí misma y a llevar dentro a su retoño sin otra opción. Pero las cosas cambian y la legislación también. Hace unos unos días se aprobó por unanimidad en el Congreso de los Diputados un proyecto de Ley para igualar la baja maternal a la paternal de forma intransferible, pero reconozco que me sentí extraña por pensar que no estoy del todo de acuerdo con esto.
Las leyes sirven para mejorar la sociedad y hacernos la vida mejor y más fácil a todos los que la formamos. Es la Ley la que debe ser flexible para adaptarse a las verdaderas necesidades y circunstancias de las personas, y no al revés, sobre todo cuando se trata de leyes con un fundamento social. La Propuesta de Ley aprobada en el Congreso supone un permiso de paternidad y maternidad que sea igual e intransferible. Por lo tanto, en los casos en los que por circunstancias, uno de los dos no la disfrute, el bebé perderá ese derecho a estar cuidado directamente por sus padres. El enfoque del que hablan algunos países de “lo coges o lo pierdes” no perjudica a nadie más que al bebé. Si se ve el derecho a la baja maternal-paternal como un derecho individual del progenitor y no como un derecho del recién nacido ¿le ocurrirá lo mismo a las familias monoparentales? Espero que no.
Que haya padres que se desentienden de sus hijos, no quiere decir que todos los hombres lo hagan, yo diría que la gran minoría. La gente normal es gente buena, la gente normal se quiere e intenta que su organización familiar funcione lo mejor posible. Si el permiso lo coge uno u otro debería ser discrecional. La baja paternal-maternal debería darse, en mi opinión, durante un periodo flexible para cada familia y que cada familia decida cómo adaptarse a ella según sus circunstancias. ¿Quién asegura que un padre con permiso por nacimiento de un bebé va a cuidar al bebé y no se lo va a llevar a su madre para que lo cuide? Porque el perfil de hombre que no se implica en los cuidados por iniciativa propia y de forma consensuada con su pareja, es el mismo que es capaz de llevarle el bebé a su madre para que lo cuide aún estando de baja. Por cierto, conozco casos de mujeres que también lo han hecho y supongo que sus motivos tendrían.
Se trata de flexibilizar lo que yo llamo la “logística familiar”, que cada uno pueda hacer las cosas según su conveniencia particular. Que madres y padres tengan derecho a cuidar a sus bebés por igual es maravilloso, es un verdadero avance social y hay que agradecerle a Podemos que lo haya puesto encima de la mesa ¿pero qué pasa en los casos en los que uno de los dos no pueda coger ese permiso si se trata de un permiso intransferible? Especialmente esto aplica al caso en el que uno de los dos progenitores sea trabajador autónomo. No, no siempre es posible contratar a alguien para que haga el trabajo. Los negocios por cuenta propia no son tan rentables como para poder permitirse contratar a alguien mientras se pagan seguros sociales de uno y de otro. Además hay muchos trabajos por cuenta propia basados en la especialización y en la confianza con el cliente. Perder esa relación durante meses puede ser un lastre para el negocio a largo plazo ¿acaso esto no es también discriminación laboral? Precisamente la proposición de Ley hace mención especial al riesgo de pobreza por disfrute de la baja maternal; «En efecto, el actual desequilibrio aumenta el riesgo de pobreza infantil, por cuanto que la madre se enfrenta a la quiebra de sus ingresos y de su futuro profesional» Siendo las trabajadoras autónomas, un colectivo de alto riesgo en la disminución de ingresos a largo plazo cuando se abandona la actividad.
Mi madre era autónoma cuando yo nací, por lo que su baja fue la justa para recuperarse y para poderme sacar a la calle. Compartía un negocio con mi padre y allí me pusieron una cuna desde que yo tenía un mes. 34 años después, las madres y padres que trabajan para sí mismos siguen en las mismas circunstancias. No se trata sólo de cobrar o no la baja maternal, que al menos eso sí se ha conseguido. Se trata de que en la mayoría de los casos, el trabajo por cuenta propia no puede parar su actividad y sería estupendo si los miembros de la familia, que se quieren y quieren lo mejor para su bebé, adaptaran los permisos por nacimiento a las necesidades profesionales de la madre y del padre.
Por este motivo yo me cuestiono mucho este punto de hacer del permiso por nacimiento o adopción un derecho individual intransferible. ¿Por qué no verlo como un permiso familiar por nacimiento o adopción y no como un derecho individual? ¿Por qué no añadir esas 14 semanas a las 16 ya existentes y dar flexibilidad absoluta para repartirlas entre los progenitores durante los 2 o 3 primeros años de vida? ¿Por qué no permitir alargar otro 50% la duración del permiso a la opción de trabajar al 50% para cualquiera de los dos, padre o madre y para cualquier tipo de relación laboral? Sería una forma de ampliar las bajas sin que las empresas y por lo tanto las mujeres, se vean afectadas o menos afectadas en su desarrollo profesional.
Existen muchos tipos de trabajos y muchos tipos de relaciones laborales y la Ley debería adaptarse lo máximo posible a todos. En Noruega por ejemplo, los trabajadores de la marina mercante que pasan meses fuera de casa, tienen unas condiciones especiales para estos permisos. Se trata de dar a los ciudadanos flexibilidad para que decidan como les apetece vivir, valorando que una baja no sea un lastre para la empresa que le emplea o su propia actividad.
A cierre de mayo de 2018, España contaba con 3.257.336 trabajadores autónomos que son en la mayoría de los casos, los que hacen que el país funcione como lo conocemos. He estado leyendo sobre el trabajo por cuenta propia y las bajas maternales y no he encontrado ningún país que regule especialmente el caso de los autónomos. He visto tuits de mujeres que cuentan que a la semana del parto estaban trabajando o que se llevaron el portátil al hospital…
Necesitamos emprendedores y necesitamos niños pero hay que ponerlo algo más fácil. La magia, esa misma magia que llevamos las mujeres dentro, funciona para casi todo, sólo hay que dejarla trabajar… ¿Por qué no puede ser España la primera en regular esta circunstancia?
Veremos en qué queda finalmente esta ley.