A menudo tengo este debate con otras mujeres. ¿Debe el Estado regular las cuotas de mujeres en los Consejos para favorecer la igualdad?
Pero yo me quedo antes de todo esto y yo me pregunto, ¿qué es igualdad?
Me gusta la tercera acepción del término igualdad según la RAE en la que habla de equiparación de ciudadanos. Conozco a mujeres inteligentes, cultas, trabajadoras, fuertes, amables y con una capacidad de empatía brutal. Conozco a hombres inteligentes, cultos, trabajadores, fuertes, amables y con una capacidad de empatía brutal. Conozco a mujeres necias, mediocres, vagas, débiles, estúpidas e incapaces de ponerse en el lugar del otro. Conozco a hombres necios, mediocres, vagos, débiles, estúpidos e incapaces de ponerse en el lugar del otro. Con esto quiero decir que el mundo es diverso y la mayoría de las veces que hablamos de esa rivalidad entre hombres y mujeres, caemos un tópico arcaico en el que, especialmente a las mujeres, no nos favorece en nada.
Las mujeres venimos con un lastre social histórico y por eso necesitamos que se nos apoye y que se castigue al que nos discrimina pero esto no quiere decir que se nos regalen las cosas. No quiero ser la elegida porque quede un cupo para una mujer y entonces tenga que serlo la primera que pase, a largo plazo eso irá en nuestra contra. Quiero que me elijan porque soy capaz de sacar adelante cualquier cosa que me propongan. Tampoco quiero que no me elijan porque estoy en edad de ser madre porque tal vez decida no serlo y aunque sí lo decida, ser madre o padre forma parte de la naturaleza. Quiero que se me valore porque tengo una cabeza para pensar y dos manos con las que soy capaz de escribir muy deprisa lo que mi cabeza piensa.
Hace poco estuve en una conferencia de Reyes Calderón, Consejera independiente de varias empresas importantes en España. Aunque el tema de la conferencia no tenía nada que ver con igualdad, me encantó ver como una mujer preparada, capaz, competente y con todas las cualidades necesarias, es solicitada para ser miembro de Consejos de Administración. Así sí y no sólo por llamarse Reyes o Paco. Quiero que se nos valore por todo lo que hacemos sin que se mire si me llamo Ana, Reyes o Paco. Sin que se mire si tengo o no pareja. Sin que se mire si tengo edad de tener hijos. Sin que se mire que fui a un colegio de pueblo. Sin que se mire que vivo en la periferia. Sin que se mire la marca de mi coche. Sin que se mire la forma de mis zapatos. Sin que se mire mi orientación política o mis gustos musicales. Sino que se miren mis inquietudes, mis conocimientos, mis habilidades, mi prestigio (algo de lo que habló Reyes Calderón en la conferencia) o mi aportación a una comunidad en concreto.
La igualdad en el mundo de la empresa, es dar las mismas oportunidades sin pensar en quien te cae mejor sino en quien va a hacerlo mejor. Es la transparencia en los procesos de selección, es la libertad de información, es no presuponer quien necesita más una subida de sueldo, es no dejarse llevar por la vanidad, es valorar a los buenos y también impedir que la mediocridad crezca.
La igualdad, en mi opinión, es una de las claves para diferenciar una comunidad avanzada de otra que no lo es. La igualdad, está en nuestra mente y en nuestros actos, en nuestro día a día y no en las leyes. La igualdad en la empresa como en la sociedad en general, no es sólo una cuestión de hombres y mujeres. La igualdad señores (y señoras), es la objetividad.
PS. Escribo esto el 8 de marzo de 2017 a las 7:45 de la mañana. Ahora me levantaré de la cama para irme a trabajar. Sí, puedo ser blogger y contable y hacer muchas cosas a la vez. Como muchas mujeres y hombres alrededor del mundo. 😉